Aquí incluyo un escrito creado para la reunión mensual en el centro de duelo AVES, Barcelona, que tiene lugar cada tercer lunes del mes.
El título es: El desapego o cómo desapegarnos
Una definición de desapego sería el acto de apartarse o desprenderse del afecto o afición a algo o a alguien.
Muchas veces el apego también podría significar… necesitar tanto que inhibe y limita la libertad.
En las relaciones, podríamos resaltar que el verdadero amor conlleva desapego ya que depender tanto hace que se pierda la libertad. La ausencia de libertad suele marcar en relaciones de dependencia que están muy por debajo de lo que es amor y por supuesto vida.
El amor es vida y el objetivo de toda vida es la libertad, libertad sobre todo, interna. Quiero compartir con vosotros un pensamiento que leí hace mucho tiempo y que me ha ayudado a comprender lo que es libertad: “Dos prisioneros miraban por la misma ventana, el uno veía las estrellas, el otro sólo las barras.”
Dos situaciones o puntos de vista que pueden marcar toda una vida. Una es capaz de ir más allá de los confines de su situación limitadora y sugiere una liberación por mucho que esté en una celda, el otro fija su vista en las barras subrayando así su condición de preso. Esta última visión puede hacernos prisioneros de nosotros mismos y muchas veces se encuentra en personas que aparentemente son libres.
El apego hace su aparición de muchas maneras pero suele estar presenta cada vez que somos dominados por cosas o situaciones externas a nosotros. No sólo se da en el duelo y puede encontrarse incluso en personas que animan a los demás a no apegarse.
Existe el extremo apego de tener que poder hacer y decir solo lo que queremos y el caso más exagerado y dañino sería el apego a conseguir todo lo que se quiere por encima de las libertades de los que nos rodean, con resultados que pueden ser catastróficos, tanto para la persona como para su entorno.
Desapegarse entonces significa libertad verdadera de tal manera que podemos estar en situaciones aparentemente agobiantes e insufribles de una manera tranquila y buena para nosotros.
El duelo por la muerte o ida de una de las personas que más queríamos, es la situación más crítica que podemos encontrar en la vida. Y si nos dejamos llevar por todo lo que significa esa perdida nos podemos encontrar con los efectos nocivos del apego, porque querer y vivir a alguien significa necesitar. Necesitamos a las personas que más queremos porque, y para mi esta es una importante razón… nos completan. Querer significa vivir sincronizados con lo que queremos. Todo y todos nos aportan, pero cuando lo que más nos aporta está reunido en un ser, esa persona se convierte en muy especial y cuando se va, vivir sin esa inspiración parece imposible. Cuando perdemos la fuente principal de placer y sentido, nuestra primera reacción es la imposibilidad de estar sin lo que nos proporcionaba lo mejor.
Pero en el momento en que nos damos cuenta que su no estar físicamente no significa que no esté de la forma más esencial y verdadera, porque ya nada o nadie va a quitarnos todo lo que esa persona significaba y traía a nuestra vida. Todo lo que admirábamos y queríamos sigue con nosotros y forma una parte importante de nuestro ser y hacer.
Entonces descubrimos que mano a mano con el duelo está el amor y ese amor nos devuelve la presencia de esa persona tan echada de menos. Lo que nos han dado, nadie ya nos puede quitar.
Un tipo de dolor que es más difícil de comprender y llevar, es el dolor, no de lo que había sido (eso ya forma una parte inevitable de quien somos) sino de lo que estaba por ser. Aquí resalto las muertes de parejas jóvenes y hijos. Cuando una relación tiene más por delante de lo que ha habido, rellenar los futuros sin esa persona se hace duro. No hay apego mayor que el que tenemos a raíz de nuestras esperanzas y proyecciones de vida.
Nos apegamos a nuestras expectativas para con los demás y estas, raras veces, se cumplen, y no por muerte ya que las más difíciles de superar muchas veces, son las que nos enfrentan nuestros seres queridos en vida cuando no viven de acuerdo con lo que pensábamos tenían que ser.
Apegar, entonces no siempre es posesión, pero sí, a menudo tiene que ver con nuestra imposibilidad de improvisar nuestra propia vida y no aferrarnos a los futuros que habíamos planificado.
Por otro lado una persona que parece, desde fuera apegada, la mayoría de las veces no piensa que lo es y cuando alguien le dice desapégate, no considerará que vaya con ella. Es más fácil identificar el apego o aparente apego en el otro que en uno mismo, y la razón de esto es porque lo que otros definen como apego en nosotros es necesidad.
Hay muchas necesidades en el duelo que se pueden confundir con apegos y son básicamente todas las situaciones que desde nuestro entorno intentan acelerar por nuestro ‘bien’. La necesidad de tiempo y espacio es muy relativo y definitivamente no lineal. El duelo se vive en espiral de forma que muchas veces lo que creíamos superado desde una perspectiva específica, nos puede volver a abofetear cuando las circunstancias han cambiado. Las estaciones pueden potenciar el dolor así como según qué fechas y actividades.
La gran pregunta es: ¿Apego o necesidad? Yo pienso que la única persona que tiene la respuesta es la que lo está viviendo y cualquier interpretación desde fuera no sólo podría ser incorrecta, sino que muchas veces va a dificultar más aún un proceso de duelo ya de por sí difícil.
Querido Francisco,
Perdona que no te haya contestado antes. Yo te sugiero un grupo de apoyo en el duelo, ya que podrás encontrar personas que han pasado por algo similar y esto siempre ayuda. El grupo que te aconsejo es AVES que está en la calle Córcega de Barcelona y el teléfono es el 932171150. Esto si estás en Barcelona. Si no yo siempre estaré disponible para apoyarte desde aquí…un abrazo y gracias por la confianza…….anji
HE PERDIDO A MI ESPOSA ,FALLECIÓ EL 25 DE NOVIEMBRE-NO SE MUY BIEN EL MANEJO DEL ORDENADOR Y NO SE SI LES LLEGARA MI MENSAJE,QUIERO SALIR DE ESTE “POZO” DE TRISTEZA, QUISIERA QUE ME GUIARAN ; EN QUE CONSISTE SU TRABAJO Y CUANTO CUESTA